Posts Tagged ‘Materialismo Histórico’
El subjetivismo en la explicación social es bárbaro, ¿viste?
Entre las variantes del idealismo, Plejanov destacaba (en “La ideología del pequeñoburgués”) la que sostiene que los destinos de las naciones están determinados por las peculiaridades del espíritu de cada pueblo. Una variante que con frecuencia encontramos en los ideólogos nacionalistas. Invariablemente estos ponen en primer plano el “espíritu nacional”, o el “ser nacional”, a partir del cual explican los procesos sociales y políticos. Un caso representativo es Fermín Chávez, quien reduce el acontecer histórico a la sucesión de “las grandes estructuras histórico espirituales” de cada pueblo. Así, por caso, explicó la historia argentina por la no correspondencia de los movimientos ideológicos europeos (el Iluminismo en particular) “con los de nuestra patria” (véase Historicismo e iluminismo en la cultura argentina, Centro Editor de América Latina, 1982).
Como seguramente es conocido por los lectores de este blog, la posición de Marx es opuesta a ese método. Por eso, en su Prólogo a la Contribución de la crítica de la Economía Política, y en referencia a su crítica a la filosofía del derecho de Hegel, escribió: “Mi investigación desembocó en el resultado de que tanto las condiciones jurídicas como las formas políticas no podían comprenderse por sí mismas ni a partir de lo que ha dado en llamarse desarrollo general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida, cuya totalidad agrupa Hegel… bajo el nombre de sociedad civil, pero que era menester buscar la anatomía de la sociedad civil en la economía política”. Lee el resto de esta entrada »
Ampliación sobre Marx y el teleologismo histórico
En una nota anterior, motivado por una consulta, planteé que en Marx no encontramos una concepción teleológica de la historia (ver aquí). Ahora amplío sobre la cuestión: en primer lugar, presento antecedentes de la interpretación teleológica de la historia en algunos grandes filósofos. En segundo término, destaco la importancia de la ruptura de Marx con esta concepción, en paralelo al cambio que introduce Darwin en la biología. En tercer lugar, presento la crítica de autores marxistas -identificados con lo que se llamó la filosofía de la praxis- a la tesis que sostiene que Marx tenía una concepción teleológica de la historia. Por último, ofrezco algunas reflexiones sobre las consecuencias políticas del tema, con vistas a futuros desarrollos.
La tradición de las interpretaciones teológicas de la historia
Dado que hemos sostenido que Marx rechaza la concepción teleológica de la historia, es importante tener presente que se trata de una ruptura con un pensamiento que tuvo un largo recorrido en la filosofía. En otros términos, no sólo Hegel defendió la idea de que la historia se mueve hacia algún fin (telos) determinado, por encima o por fuera de la práctica de los seres humanos, y que este sentido último es el que permite interpretar los acontecimientos del pasado. San Agustín fue un pionero de esta corriente. En su visión, la historia de la humanidad se dirige hacia un estadio final, el triunfo definitivo de la ciudad de dios, del reino de los beatos sobre la ciudad terrena. Por eso, la caída del Imperio Romano era considerada por Agustín como “la más imponente realización de la gran ley providencial por la que la ciudad terrenal… había de derrumbarse” (Lamanna, 1960, p. 73); los sucesos humanos adquirían significación a la luz de la religión. Es Cristo, al dar contenido a la acción histórica de los hombres, el que permite superar la fragmentación del tiempo (pasado, presente y futuro no tienen solidez) en el que viven las almas pecadoras, con la promesa de la redención final de la humanidad. Este pensamiento domina en buena parte de la Edad Media.
Kant también tenía una concepcion teleológica de la historia. Pensaba que se pueden encontrar leyes universales que dan un sentido a los hechos históricos. Ese sentido lo explicaba porque veía en las acciones de los seres humanos un propósito, o plan universal de la naturaleza, que consistía en el desarrollo de las capacidades de los seres humanos. Los medios que empleaba la naturaleza para esto era el mutuo antagonismo entre los individuos de la sociedad (antagonismo que exigía una forma de regulación por medio de la autoridad civil). Lo importante, para lo que nos ocupa, es que la naturaleza, siempre según Kant, seguía un curso regular, llevando a las especies desde el más bajo nivel de animalización hasta el nivel más elevado de humanidad. Sostenía que “la historia de la raza humana, considerada como un todo, puede ser vista como la realización del plan oculto de la naturaleza para dar como resultado una constitución política… como el único estado en el cual todas las capacidades implantadas por ella en la humanidad pueden ser plenamente desarrolladas” (Taylor Wilkins, 1966, pp. 174-5; texto del que tomo las ideas centrales).
Paul Krugman y el materialismo histórico
En su edición del 20 de julio La Nación reproduce un artículo de Krugman (aparecido en The New York Times), titulado “A grandes logros… baja popularidad”. En el mismo, Krugman trata de explicar “la paradoja Obama”. La paradoja consiste en que el gobierno habría obtenido grandes victorias –la más importante, la reforma del sistema de salud– y sin embargo tiene un bajo índice de aprobación pública. La explicación de Krugman es que se debe a la situación económica. Para eso recuerda una famosa frase, que se convirtió en caballo de batalla de la campaña electoral de Clinton contra Bush, en 1992: “Es la economía, estúpido”. Con esto Clinton quería decir que, a pesar de los éxitos de Bush en política exterior (caída de la URSS, Guerra del Golfo), lo que decidía era la situación económica de EUA de entonces. En su artículo Krugman recuerda que cuando la economía de EUA estaba en crisis, en 1982, la popularidad de Reagan era baja, y mejoró luego, con la recuperación económica. Lo mismo sucede en la actualidad con Obama. En apoyo a su explicación, Krugman cita a Larry Bartels, un profesor en Princeton:
“Las condiciones económicas objetivas –no las audaces publicidades televisivas, los debates y otros hechos efímeros de la campaña cotidiana– son lo más importante para las perspectivas de reelección de un presidente en ejercicio del cargo”. En definitiva, la base de lo político es lo económico.
Pues bien, esto es lo que viene a sostener la tan rechazada teoría de la historia, de Marx y Engels. Las condiciones económicas objetivas son lo más importante. Por supuesto, podemos admitir que la cuestión está expresada de manera tosca, casi primitiva, por los profesores. Pero la esencia del asunto es clara.